Mal enterado, quizá tarde, sin verlo, siempre pensado en las buenas y en las malas, supe que no está la gran presencia física de Ricardo Loewe con nosotros, pero como dice una de sus ex camaradas, su estrella roja de cinco puntas nos acompaña.
Por eso aquí recupero y anexo, con mínimos cambios, un poema postal que le envié con el fin de halagar su generosa amistad, hermandad él decía y honraba, y la de su compañera de vida en aquel momento.
No lo vimos por varios años, pero seguimos a saltos algo de sus haceres, padecimientos y sentires.
Que este poema -lo menos monocorde que pude- le llegue y goce con la mejor alegría y pasión que le conocimos.
Va también para sus familiares, camaradas y amistades, así como a los compas del Colectivo del periódico El Zenzontle del cual Ricardo fue cofundador, partícipe y maestro del pensamiento crítico.
Ricardo Landa, (su tocayo del alma).